"Sr. Director,
quisiera compartir con sus lectores, desde mi posición de científico católico, tres aristas francamente indignantes del debate -TC de por medio- sobre la pertinencia en el uso de la "píldora del día después".
1. ¿De dónde proviene la idea de que hay ambigüedad en el mecanismo de acción de la píldora? Los únicos datos científicos que podrían apoyar la tesis que propone un efecto abortivo del levonorgestrel tienen relación con una diferencia aritmética entre los embarazos que ocurren efectivamente en mujeres tratadas después de ovocitar y una estimación probabilística de los que deberían ocurrir, diferencia que no solamente no es absoluta, sino que tiene un muy cuestionable valor estadístico. Además, no ha sido propuesto ningún mecanismo para esta acción abortiva; más aún, la idea de una modificación en la receptividad del endometrio es descartada por más de una decena de trabajos, publicados en prestigiosas revistas por grupos independientes. Si en realidad alguien quisiera aprovechar este efecto para inducir un aborto, le sugeriría mejor comerse un par de sopaipillas con mostaza. Seguro será más efectivo.
2. Ofende a mi sentido común el repentino cambio de actitud de algunos señores parlamentarios, que ahora se muestran inquebrantablemente a favor de la vida despues de guardar por años un silencio cómplice frente a los dispositivos intra-uterinos (DIUs), que tienen un efecto inflamatorio que favorece inequívocamente el aborto. ¿Cómo han respondido personalmente a su vocación de padres responsables de un número finito de hijos?, ¿usan condón?, ¿se controlan el moco cervical?.
3. Un debate sobre anticoncepción se ha convertido en una discusión improcedente respecto al aborto, dejando de lado la pregunta central: ¿cómo se hace cargo el país y la salud pública del control de la fertilidad?, ¿cómo vamos a asegurarle a todas las parejas y familias chilenas la posibilidad de planificar cuántos hijos tener?, ¿cómo vamos a fomentar una visión de la sexualidad en los jóvenes que no esté reducida a la fertilidad o al contagio de enfermedades, sino que comprenda la socialización, la responsabilidad y la afectividad?, ¿cómo protegemos la vida de los embriones humanos, pero también de los niños en situación de calle, de las mujeres maltratadas, de los indigentes?
El debate se ha vuelto un desfile de talibanismo, que me perdonen los musulmanes por la odiosa comparación.
saludos,"
quisiera compartir con sus lectores, desde mi posición de científico católico, tres aristas francamente indignantes del debate -TC de por medio- sobre la pertinencia en el uso de la "píldora del día después".
1. ¿De dónde proviene la idea de que hay ambigüedad en el mecanismo de acción de la píldora? Los únicos datos científicos que podrían apoyar la tesis que propone un efecto abortivo del levonorgestrel tienen relación con una diferencia aritmética entre los embarazos que ocurren efectivamente en mujeres tratadas después de ovocitar y una estimación probabilística de los que deberían ocurrir, diferencia que no solamente no es absoluta, sino que tiene un muy cuestionable valor estadístico. Además, no ha sido propuesto ningún mecanismo para esta acción abortiva; más aún, la idea de una modificación en la receptividad del endometrio es descartada por más de una decena de trabajos, publicados en prestigiosas revistas por grupos independientes. Si en realidad alguien quisiera aprovechar este efecto para inducir un aborto, le sugeriría mejor comerse un par de sopaipillas con mostaza. Seguro será más efectivo.
2. Ofende a mi sentido común el repentino cambio de actitud de algunos señores parlamentarios, que ahora se muestran inquebrantablemente a favor de la vida despues de guardar por años un silencio cómplice frente a los dispositivos intra-uterinos (DIUs), que tienen un efecto inflamatorio que favorece inequívocamente el aborto. ¿Cómo han respondido personalmente a su vocación de padres responsables de un número finito de hijos?, ¿usan condón?, ¿se controlan el moco cervical?.
3. Un debate sobre anticoncepción se ha convertido en una discusión improcedente respecto al aborto, dejando de lado la pregunta central: ¿cómo se hace cargo el país y la salud pública del control de la fertilidad?, ¿cómo vamos a asegurarle a todas las parejas y familias chilenas la posibilidad de planificar cuántos hijos tener?, ¿cómo vamos a fomentar una visión de la sexualidad en los jóvenes que no esté reducida a la fertilidad o al contagio de enfermedades, sino que comprenda la socialización, la responsabilidad y la afectividad?, ¿cómo protegemos la vida de los embriones humanos, pero también de los niños en situación de calle, de las mujeres maltratadas, de los indigentes?
El debate se ha vuelto un desfile de talibanismo, que me perdonen los musulmanes por la odiosa comparación.
saludos,"
1 comentario:
weón, la raja.
deberían publicarla en serio.
en lun no porque bajai el rating, que lata
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