El velo semitransparente del desasosiego un día se vino a instalar entre el mundo y mis ojos. Yo estaba empeñado en no ver lo que ví, pero a veces la vida es más compleja de lo que parece. (D.)
Y no fue planificando con calma, ni en oración profunda, sino con gritos de pánico; durante la noche en vela, aferrándome a lo humanamente posible con una porfía animal y ridícula, corriendo a exceso de velocidad por mis límites, y finalmente estrellándome también contra mí mismo, contra mi estómago, y las náuseas, y el mareo, y el dolor de guata.
Y recién entonces ver que no. Saber que hay que detenerse, que dosificarse, que darse a manos llenas, pero no botarse a chorros, que no hay que hacer experimentos con el estómago apretado, sino con la cabeza clara.
Es difícil separar aguas, ordenar los afectos, poner en obra lo que uno proyecta y aconseja a otros. A veces el cuerpo ayuda, le pone a uno un muro infranqueable, te hace vomitar y te lanza lejos. Para que vuelvas cuando te puedas hacer cargo de tí mismo. Es difícil sobre todo cuando uno es un párvulo creyéndose adulto, cuando me empeño en no ver. Pero la vida es más compleja de lo que parece.
4 comentarios:
me quedé preocupada y estoy tan lejos... aunque en Santiago igual estoy tan lejos... dime qué te pasa, quizás te pueda ayudar, aunque esté tan lejos, un abrazo, c.
pero...
volví a creer que se tiene lo que se merece (el mismo D., la misma canción)
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que pase pronto
el escenario es el escenario y uno es uno o si mismo...
ánimo
otro abrazo
hola primo
io tambn me creee un bloger
kero k me dejes un comentario
weno
i eso pu
dile al nicolas tambn
iap
adeo
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