Hasta que un día la lupa le revele su límite (el de la lupa), y se dé cuenta que no es una cuestión de aumento, sino de profundidad. Entonces se acordará (te-acordarás-me-acordaré) de lo lindo que se sentía todo con los ojos cerrados y tocarse las caras lindas y jóvenes, y lo lindo que era siempre andarte como buscando, por los pasillos de esa facultad siempre ajena, también eventualmente en la capilla o en los alrededores de la librería. Que las cosas estaban puestas allí para que chocáramos de frente contra ellas y nos matáramos de la risa. Y probablemente también se acordará (te-acordarás-me-acordaré) de lo ingenuas y tristes que eran las primeras canciones y los primeros poemas con los que se inauguraban mis manos de sexto básico. Se acordará (te-acordarás-me-acordaré) de que lo primero que amó fue un olor y una voz, mucho antes de amar el cuerpo o el rostro de alguien. Un olor y una voz que siguieron volviendo bajo formas diversas, como splicing alternativos del mismo código. No será la lupa la que se lo revele, sino la torpeza de la lupa, y verá a través de ventanales mojados que todas las mujeres de su vida lo esperaron, y que fue tan lindo que lo esperaran, con sus manos abiertas, o juntas, pero fundamentalmente esperándolo con las manos. Tan lindo es, que cuando cache cuán lindo se preguntará en qué rechucha estaba pensando y botará la lupa al suelo. Y después la recogerá, eso sí, porque 1. se acordará (te acordarás-me-acordaré) de los incendios forestales y 2. porque es bueno el cilantro pero no tanto.
De lo que no cabe duda es que sentirá nostalgia (y no será una nostalyía, sino la otra palabra en portugués) y se moverá esa tarde por las calles como un objeto verde y húmedo, y estará bien.
Ese día, el día de la lupa, será martes y habrá estado lloviendo toda la noche y toda la mañana. Como a las 4 de la tarde se asomará un sol tímido y las temperaturas serán difícil de definir, sobre todo para él que carecerá de termómetro y otros dispositivos por el estilo.
De lo que no cabe duda es que sentirá nostalgia (y no será una nostalyía, sino la otra palabra en portugués) y se moverá esa tarde por las calles como un objeto verde y húmedo, y estará bien.
Ese día, el día de la lupa, será martes y habrá estado lloviendo toda la noche y toda la mañana. Como a las 4 de la tarde se asomará un sol tímido y las temperaturas serán difícil de definir, sobre todo para él que carecerá de termómetro y otros dispositivos por el estilo.
4 comentarios:
Eu tenho saudade de você
en la tarde buscaba una linterna y encontré dos lupas y entonces me acordé... y claro, es impensable y casi... saludos, c.
bah , te acabo de dejar un mensaje en octubre del 2006 , donde me mencionaste .
bueno , léelo.
adieu
De buscar en lo conocido no vi, pero busqué entonces en lo que creía conocer y vi, decidí leerte, pero fué una casualidad.
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