lunes, enero 30, 2006

señales contradictorias

Si un tumor es onCológico. Entonces lo que yo tengo es un cumor.
El caso es que tengo mareado el ser por el entredeux de los modos de vivir, mareado así como con esas figuritas imposibles, que parecen reales pero que no se pueden fabricar de verdad.


Una mujer escribe de su domingo soleado y lleno de sandía y piscina. Yo le digo que tuve calor pero que estuvo húmedo y lleno de nubes, gris: horroroso. Ella me dice que su domingo soleado, lleno de sandía y piscina, estuvo lleno de angustia. Diablos, pienso yo, al menos el mío fue solo en una dirección: hacia abajo. El de ella estuvo bien y mal, al mismo tiempo. Me ganó, la contradicción es lo peor.

Vengo pensando hace tiempo en esto, en lo que la mitad de mí quiere hacer y la otra mitad se niega. En las señales contradictorias que doy, cuando digo que quiero detenerme, dejar de hacer algo, pero propicio
ocasiones para seguirlo haciendo. Recuerdo escenas en que una rubia me pregunta qué hacer con todo esto y yo le digo que dejarlo hasta aquí nomás, ya basta de hacer tonteras, pero abrazarla y saber que no se puede renunciar tan fácil, que una tensión rasga la piel. Y la rubia es un símbolo de algo que sucede y sucede sin parar, aunque haya sido hace tantos años y yo sea ahora otro, con contradicciones distintas y quizás menos fatales. Sigo dando señales contradictorias y como no me basta con mi mareo y mi dolor de cabeza, contagio de mareos y neurosis a otros, y a todas las cosas.

Quisiera al menos ser una contradicción esencial, como un oximoron, un cartel que diga, "no lea este cartel". Pero no, soy multitud de carteles con instrucciones encontradas indicando a ninguna parte. Quisiera ser como cuando tenía 19 años y después de un encuentro un poco confuso con una hermosa mujer de 26 (que el año pasado se casó, canté en su matrimonio) supe que tenía que darle una señal clara de que lo nuestro no podía seguir. La invité al mismo cine, después a la misma cerveza, pero me mantuve a un metro de distancia y cachó la señal. Después fui consistente, nunca
más pasó nada entre nosotros. Ahora digo una cosa y hago otra, me mareo, me doy vértigo. Me duele la cabeza y me arde el cardias de pensar que la manera de eliminar las contradicciones es reconocer lo que no es, lo que pudiendo ser no es, lo que uno ha elegido para que no sea, que ha dejado atrás. Reconocer que uno vive la vida que eligió vivir y no las otras que dejó atrás. Que "lo que pudo haber sido" no existe.

Si no se queda atrás, lejos,
o cerca,
supongamos que cerca,
pero atrás.

Si esa "otra" realidad ausente
no
muere,

y se hace señales de tránsito.
El mareo, la migraña,
será infinito.

Vea como este dolor del mareo por contradicción puede ser un tumor en la vida. Las dos cosas están íntimamente relacionadas. Bertoni dice: "george gershwin murió a los 34/ migrañas, mareos, tumor"

O quizás cumor.
¿Qué pasa?

9 comentarios:

D... dijo...

Las contradicciones...a veces no son más que el miedo de elegir un camino y no otro... como eso de no querer perder ni pan ni pedazo.... lo inquietante de pensar que tal vez el camino verde y no el violeta... o los dos al mismo tiempo... me acuerdo de un poema de Cortázar que me da una sensación parecida a la de tus palabras...

"(...)la carretilla de la vida
con carga para cinco décadas, con sed
de viñedos enteros, con amores
que inevitablemente superponen
tres, cinco, siete mundos
que debieran latir consecutivos
y en cambio se combaten simultáneos
en lo que llaman poligamia y que tan sólo
es el miedo a perder tantas ventanas
sobre tantos paisajes, la esperanza
de un horizonte entero-."

No sé... Tal vez esto...

c. dijo...

un amigo decía que yo tenía el intermitente malo, señalaba para la izquierda y doblaba a la derecha, pero eso era porque según él yo no tenía facha de ser de izquierda... desde ahí ando con un cartel en la frente... desde ahí si quiero a alguien se lo digo y si no, también se lo digo... me gustan las señales claras como el agua, como decía mi abuela... aunque a veces quisiera que Beethoven tocara mucho más fuerte "es muss sein!" (tiene que ser)para no enterarme que "es könnte auch anders sein" (también podría haber sido de otro modo)... saludos, c.

pd.también coincido con d., el miedo... una mujer innombrable huye como una gaviota, eso cantaría Silvio

Julianne Moore dijo...

odio las contradicciones ..a mi gustan los consecuentes...na de medias ondas...todo directito no mas..!..jeje
saluditos y siyuleiters!

c. dijo...

a propósito de tu último comentario, en el graffiti de Cortázar alguien escribió: a mí también me duele...
son divertidos los lentes, tampoco uso, pero son los mismos...
saludos, espero que el lunes sea mejor que el domingo, gracias, c.

Carla dijo...

Justamente ahora, este último mes, estos últimos días, la contradicción se ha apoderado de mi, más que nunca, porque nunca se ha ido. Pero vivo no más, que le voy a hacer, me desdigo, me lanzo, me arrepiento, lloro, grito, me arranco los pelos, me rio de mi misma, ya soy así, puedo cambiar? no sé si quiera...

LostCause dijo...

Todos tenemos un monstruo adentro,
el asunto es que a algunos se nos sale más a menudo. Y cuando lo tenemos castigado se pone odioso y se transforma en un dolor de cabeza. Luego la gente se muere porque el monstruo le perforó la vena cava. De puro mañoso.


saludos

Quiltro dijo...

Marcelo, se agradece tu visita y tus comentarios. Tu post... está difícil comentarlo, no complicado, difícil. Porque yo creo que muchos nos hemos topado con ese odioso momento en que no hacemos lo que decidimos. Y la palabra de fondo hace doler los oidos, pero no es otra: valor. Uff. Pero sí. Porque la incongruencia no está alojada en lo que queremos, sino en sus consecuencias, y en nuestro miedo a ellas. Concuerdo con d... Ella da en el clavo mejor que yo.

C. dijo...

yo creo que cumor...así como el fractal no busca la simetría, yo no busco entender como mi vida va siempre en dos direcciones, será por eso quizás que siento un leve estacionamiento





saludos

c. dijo...

gracias por las palabras de allá... yo pienso lo mismo de acá... por eso vine antes, por eso vuelvo, saludos y margaritas, c.