jueves, mayo 31, 2007

porque escribí

("Pero escribí, y me muero por mi cuenta
porque escribí, porque escribí estoy vivo" L.)

Puede haber sido la lluvia. Sí, seguro que fue la lluvia, y caminar debajo de ella (de la lluvia) como una sombra contenta, como una sombra. En las orejas Luar na lubre, en una mano el bolsillo y en la otra el maletín de cuero. En la cabeza la memoria fresca de la historia confusa de Julián y su espera (y sus árboles grandes y chicos), y la recaída en la psicosis infantil de sentir la propia vida como un relato, un relato ajeno: caminar hacia el metro -debajo de la lluvia- como una sombre contenta, como una sombra. Sobre todo, resulta tremendo saber, de pronto tener la certeza (aunque sea una certeza chica y antiquísima, siempre la misma) de que uno es más confuso y menos urgido que la otra gente del vagón, que la solución a esta angustia que uno trae apelotonada en la garganta (y su causa) no es el estrés -que lo hay-, ni el cansancio, ni la incertidumbre. Saber (y aferrarse a esa rama del árbol chiquitito) que la enfermedad es no-escribir, que uno está pálido, triste y cagado de frío porque hace tiempo que no escribe, y no se puede vivir así. Y ahora mismo, saber que mientras se escribe también se está cagado de frío, y un poco triste, y un poco pálido, pero es otra cosa. Una manera absolutamente distinta de estar igual que antes. Seguro que la lluvia (los cordelitos de agua) tiene que ver, y mañana en la mañana cuando camine otra vez por los mismos sitios voy a ser una sombra menos contenta y más oscura, una sombra que escribió.

3 comentarios:

Unknown dijo...

hoy día, justo hoy día me pasó lo mismo. escribir es otra de las maniobras (literalmente) que me permiten quitarme de encima la sensación de nada, por un rato. lo que no me ayuda mucho es que siempre escribo acerca de porqué escribo y eso significa disminuir el efecto analgésico de la escritura con respecto a los modestos dolores existenciales que nos aquejan, porque se hace más transparente el nihilismo en que vivo. en fin.

la metáfora de la sombra es bastante apropiada, y la lluvia, que no es una metáfora, es mejor aún. yo también caminé. exactamente en Macul con Irarrázaval me cayeron granizos y fue ba-cán, y todavía no-escribo.

A propósito de la sombra, no recuerdo exactamente el contexto, pero una vez me comentaste que le respondiste a alguien que una sombra siempre requiere de una luz que la proyecte. Siguiendo la metáfora de que eres/somos una sombra, no deja de ser interesante hacerse la pregunta; la luz.

Un abrazo

c. dijo...

es la misma certeza con o sin lluvia, aunque lejos de ese vagón... qué bueno es volver a leerte, aunque eso me recuerde la misma certeza, muchos saludos, c.

C. dijo...

y sí, con o sin lluvia
anoche llovió mucho y yo no pude caminar bajo la lluvia, a mi cuerpo se le ocurrió resfriarse justo el jueves