jueves, junio 22, 2006

capturadísimo



Parece que no saben que no lo pueden callar.
Que José es un poetísimo vestido de mujercísima, y que de esa manerísima es y no es como las tipiquísimas a las que gritaba su chuchadas. Parece que no saben lo que se pierdensísimo, cuando Josesísimo se saca el vestidito y el traje de empleadísima doméstica. Que creen que lo callan, que nos hacen un favorcísimo cuando lo sacan de Lastarrita y le quitan su carrísimo y su maquinísima de escribir bitacorincias. Pero la verdadísima es que nos cagandincio la vida. Parece que no saben que lo echamos de menísimos. Parece que no saben que esta cuidadísima está oscurincia y llena de gargolísimas, y que tenemos miedísimo y necesitamos profetísimos, bitácoras y cualquiera de sus artefactísimos o de sus puteadas para sobrevivir en la mierdísima de barrio borracho de turistas y de putísimas. Parece que no sabendincio que nicagandísimo lo pueden callar. Parece que no saben que sin su maquinísima de escribir y sus relojísimos, y sus portaminas es un mudo. Parece que no saben que es un pescadísimo gritando en el espacísimo exterior. Que vestirse de tipiquísima es una performance, para denigrarse y que nadie crea que el se cree mejorcísimo. Parece que no saben que es un principísimo denigrado y lanzadincio de piquero a la vereda. No nos lo van quitar. Vamos a ir a la putísima y falsísima clínica “Normita” a llevarle una maquinísima-de- escribir-bitácoras. A ver si nos suelta un par de frasesísimas entre tanta droga que lo idiotiza. Se pone a escribir y a gritar puteadas. Y estos huevones idiotísimos se dan cuenta que no lo pueden callar.
Parece que no saben.

lunes, junio 19, 2006

devorado



La realidad conspira.

Anoche toqué en la casa en el aire y fue especialmente bueno,
el sonido estaba bien y una muchachita-de-cumpleaños, a la que desconozco y agradezco, me regaló un disco de Aute (más una carta explicativa, una huevá muy linda sobre la belleza)
Toqué varias de mis canciones y sentí que más de alguien oyó la letra y se injertó un pedazo de mi vida en el hipocampo.

Hoy tomé el artes y letras, y hablé sobre libros, y me abofeteó la sensación de que el arte se mete intensamente en todos los espacios de mi vida que logra conquistar.
También la sensación (la puta sensación) de que la única (puta) manera de sensar y empujar el límite de contacto entre mi cerebro y la realidad es intervenirla con mis sonidos, con imágenes y con todas estas (y otras tantas que no tengo) palabras.

Estoy cagado, si sigo así el arte me devora.
Por la cresta Buonarroti,
dame un consejo.

angustia del héroe


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lunes, junio 12, 2006

verdad



Yo sé no me has visto,

que no hay forma ni hay

pretexto para hacerte entrar en esta perspectiva
triste;
que todo lo que tocas
y lo que ves,

lo tocas y lo ves desde tu patria.
Desde tu oscuridad a la mía no hay un tramo de luz
y quizás eso sea
lo que más nos vincula de manera directa,
y es causa del continuo indivisible que percibo entre tú y yo;
pero también es cierto,
que en la oscuridad no hay más que voces
y experiencias tactiles que me cuesta integrar en imágenes.
Si tú me vieras,
sé que de pronto comprenderías todo
lo que mis ojos rotos han estado buscando

y esperando con el ansia de un agujero negro.
Sé que sabrías que debes tocar mis labios,
mirarlos mientras hablan
y que con eso basta para que yo piense:

"me has visto",
y corra,
y la vida sea por fin verdad.



lunes, junio 05, 2006

Mayo del '06

(o "de secundarios a protagonistas")

Preciosas antípodas.
Treinta y ocho años años de distancia y casi nada en común, salvo el envalentonamiento progresivo de una juventud que hierve en dese
os de hacer carne aquello de que otro mundo es posible.

Estamos presenciando un hito histórico que amenaza en convertirse en una revolución desde las aulas, desde lo que siempre debieron haber sido las aulas: espacios de crítica, de confrontación a una realidad que puede con libertad soñarse, planearse, exigirse. “La imaginación al poder”, decían los veinteañeros que hace casi 40 años se tomaban la Sorbonne: todo es posible, este es el comienzo, debajo de los adoquines aún está la playa. Hoy los secundarios se tomaron no sólo sus colegios, sino su país. Tomaron por la solapa del terno a los ministros y parlamentarios y les enrostraron la brecha grotesca entre la educación que queremos y la injusticia desproporcionada que mantenemos. Los universitarios se están sumando, recién comprendiendo a cabalidad la inmensa explosión revolucionaria que este gesto significa, el verdadero sentido de la cháchara manoseada de que la historia es nuestra, y la hacen los pueblos. Vienen a unirse los obreros, los profesores, la CUT.

Con esto se abolió por completo esa idea imbécil y autocomplaciente de que los jóvenes no estábamos ni ahí con la política. Al revés, Chile está recién volviendo a echar raíces y son esas raíces jóvenes y no otras las que se lanzan al cuello de los poderosos, y apretaron para que se despejara la neblina, para que las reformas a la constitución dejaran de ser elementos meramente cosméticos. Fueron estos puños chicos y pálidos los que convocaron al país en torno a un acto cívico mayor que cualquier parada militar o cualquier jornada de elecciones. Este es el tiempo en que la política se despertó de su letargo, se metió a las escuelas públicas, a las universidades estatales y privadas, en que los que no se paraban nunca, se pararon indignados y seguros de que este es el tiempo propicio para cambiar el mundo, para levantar los adoquines.

Han pasado 38 años y no hay un Sartre que intervenga a favor de los adultos. Al contrario hay una repetición maravillosa de cientos de Cohn-Bendit urgiendo por tener el país que soñamos.
No es la PSU, ni el pase escolar. Es la constitución (la LOCE, pero mucho más que solamente la LOCE), es el criterio y el modo que moviliza las políticas públicas, es el estado garante de equidad, de justicia, de desarrollo y de libertad para escoger la propia vocación.
Estos protagonistas (acostumbrados a los roles secundarios) se tomaron serio esa libertad y ejercieron su vocación de políticos, de revolucionarios

Y nos tienen celebrando el Mayo Chileno.
Aunque debajo de los adoquines no hubiera nada,
aunque el resultado no pasara de un acuerdo de solución a las demandas específicas.

Hay un síntoma evidente e innegable:
otro mundo es posible