lunes, julio 30, 2007

del otro lado



Es difícil para mí (iba a poner "imposible", pero quién sabe) no concebir la realidad como de dos lados, y cuando digo esto no me refiero a los típicos dualismos occidentales de los que de seguro estoy lleno, sino a una cuestión muchísimo más física (libro que viene antes del otro best-seller de A.). Digo, lados de la realidad concreta y corporal, unidos por cordelitos que los sincronizan, o algo así. Lados opuestos del calcetín que muestran derechos y reveses de las mismas costuras. Me acuerdo de H.: "sin embargo, te advierto que estamos cosidos a la misma estrella", aunque quizás a lo que estamos cosidos es al remiendo de una papa. Me acuerdo de M. y el niño ardiendo en fiebre que transitaba entre este y el otro lado del calcetín, donde las cosas seguían el orden del alfabeto en vez de esta distribución errática a lo Heisemberg.

Es difícil para mí no estar convencido de que estamos sobre una realidad plegada en varias partes, sobre todo cuando veo los hilos de las costuras de uno y otro lado, y me encuentro sincronías y coincidencias, y me parece poder palpar los cordelitos que ven entre un lado y el otro. Y a veces me dan ganas de darle unos tirones, a ver qué pasa. No solamente por si alguien responde (que lo hace), sino por ver si de pronto una inversión, un flip-flop o algún tipo de traslocación me lleva de frente a lo que siempre se me ha escapado, que sé que está allí. Pero dónde, cómo es allí.
No estamos solos.

PD: Se viene un concierto el 9 de agosto, a las 22:00. ¿Un concierto de qué? Déle una oída a estas canciones.

miércoles, julio 18, 2007

haz ruido


En la parte inferior del menú lateral encontrarán un mostrario del disco de canciones de John Lennon "Make some noise" producido por Amnistía Internacional, en campaña para proteger el pueblo de Darfur en Sudán. Los invito con mucho afecto a firmar ahí mismo la carta en que muchas personas pedimos a los gobiernos involucrados y a Naciones Unidas detener la matanza y la miseria que asolan a nuestros hermanos en Darfur. Pueden encontrar más información en la web del proyecto Make some Noise, o en la web de AI, entre mis links.

Entérate, indígnate y actúa.

el famoso desalojo (y su falacia ad hominem)

También los países y sus democracias tienen juventud y madurez, también las naciones aprenden a ser tales, y tras eventuales traspiés, se levantan, se sacuden (miran a todos lados constatando que todo el mundo se dio cuenta) y, vista al frente, re-emprenden la tarea de descubrir quiénes son, qué quieren hacer, cómo quieren vivir.
No me parece que la transición de Chile a la democracia haya sido especialmente larga, toda vez que su tiempo es histórico, y no está en la escala de una generación. Aunque vaya si lo quisiéramos. Y cuando terminó de cumplir sus 15 años, se acabó. Con Lagos terminó la transición. Pinochet no fue a la cárcel, pero fue procesado y todos los políticos se alejaron poco a poco de su figura. Un valiente comandante en jefe del ejército se atreve a decir, o lo intenta, todas las mínimas palabras que siempre hubo que decir y que otros no supieron cómo. Los crímenes son perseguidos, se recoge el testimonio de los torturados, se revindican lugares históricos, se erigen estatuas que ponen en su sitio a los héroes.

Pero con la presidenta Bachelet es otro el tiempo que comienza. De seguro menos glorioso y emancipador, porque se trata de renovar el pacto social y de responder qué haremos con esta democracia y esta libertad que ya nos conquistamos y estabilizamos. Y no creo que eso sea malo, todo lo contrario, es el paso siguiente que hay que dar necesariamente. Por eso encuentro raro y me da como vergüenza el tono de las críticas que se han hecho sobre ella, porque parece olvidar cuál es la propuesta que su gobierno hace a la nación chilena: un gobierno ciudadano. Propuesta con la que uno pudo discrepar y votar por otro candidato, o adherir y votar por ella, tal y como funciona en general la democracia.
En este tiempo y con esta promesa no se entendería un liderazgo como el de Lagos, un discurso centrado en que la-señora-Juanita-puede-estar-tranquila. Lo que uno espera es que se le diga a la sra. Juana (que no entiendo por qué habría que llamar Juanita) "esto es lo que está bien en el gobierno y esto otro es un asco, y vamos a hacer esto para arreglarlo", porque ¿cómo va a sentir la señora que el gobierno es suyo, si todo es secreto? Ahora, obviamente eso trasmite muchísima menos seguridad que el tono monárquico de otros gobiernos, pero a mí por lo menos, el tono de autoridad del Presidente de la República me importa un rábano, siempre y cuando pueda ver que se avanza institucionalmente en la dirección que yo-elector decidí al votar.

Todo esto para decir por qué sospecho de la idea del “desalojo” de Allamand y sus colegas. A la base de su libro y de su consigna está la tesis en que la Concertación lleva 17 años gobernando y el país no ha avanzado como debiese, que las ideas en la Concertación se agotaron y que el mejor modo de acabar con la corrupción y con el estancamiento es que se vayan para su casa y la Alianza gobierne. Todo esto, pese a que a) el desprestigio de los políticos es generalizado y no podría decirse que estar en el poder haya socavado especialmente a la Concertación, sino que ambas coaliciones han caído juntas, b) nunca jamás la Alianza ha demostrado ni presentado alguna innovación interesante que signifique una diferencia cualitativa con los gobiernos de la Concertación, ninguna diferencia metodológica, ninguna idea al centro de los planes de Chile para los próximos años que se aparte un ápice de las que el gobierno ha manifestado (y entonces, ¿la mejora va a venir de sus superiores cualidades personales?, ¿no será mucha la fe que habría que invertir en ello?, digo, ¿no será mucho pedir?), y c) hasta aquí, más que una alternativa la oposición ha sido una oposición (lo que parece lógico semánticamente, pero es una aberración política), ha pugnado por convertirse en una barrera lo suficientemente grande para bloquear toda iniciativa que pudiere hacer parecer que la Concertación gobierna bien.

No es verdad que el gobierno haya sido eficaz y exitoso, al revés, creo que últimamente ha pisado muchísimas veces el palito. Me preocupa pensar que la presidenta ceda cada vez más a la tentación de lanzar grandes proyectos sin todas las garantias necesarias, que se desordenen las prioridades bajo la sola premisa de ganar en el parlamento, de sacar adelante un proyecto a cualquier precio. Temo que ese tipo de torpezas y desórdenes (como el Transantiago, algunos planes regionales, como el anuncio y estancamiento de la agenda proPYME) terminan por pavimentar el camino a tesis como la del desalojo y nublan la perspectiva general, reventando la capacidad del gobierno de llevar a puerto su propia agenda de desarrollo y protección social. Sin embargo, me parece gravísimo (aún más grave) que esta torpeza sea ayudada por zancadillas de la oposición y aprovechada por libros como el de Allamand para sacar dividendos electorales. Me parece terrible porque penetra en los medios y se instala en la opinión pública una imagen distorsionada y descontextualizada de la realidad política del país que olvida que los pasados 15 años llevamos a cabo un proceso que se cerró con éxito, que estos 2 años han sido el comienzo de algo nuevo y que propone un nuevo modo de hacer política, y lo peor, porque el libro es la expresión de un mostrario cotidiano de política mediocre donde las elecciones no se ganan por mérito, sino mostrando que el otro lo hace mal (aunque uno lo haga pésimo), y el rol de la oposición no es colaborar desde otra perspectiva a la construcción del país que queremos, sino gobernar a cualquier precio.

Alguien ha dicho que el título del libro de Allamand y su foto del frontis de La Moneda es desafortunado porque evoca el golpe. A mí más bien me parece que todas las bases, el desarrollo y los alcances de su idea son una exhibición gore del estado del debate político en Chile, y más bien nos permiten entender fácilmente por qué, pese a los errores y los vicios, la Concertación sigue y seguirá gobernando nuestro país.

sábado, julio 14, 2007

cuerpo y enfermedad

El velo semitransparente del desasosiego un día se vino a instalar entre el mundo y mis ojos. Yo estaba empeñado en no ver lo que ví, pero a veces la vida es más compleja de lo que parece. (D.)


Y no fue planificando con calma, ni en oración profunda, sino con gritos de pánico; durante la noche en vela, aferrándome a lo humanamente posible con una porfía animal y ridícula, corriendo a exceso de velocidad por mis límites, y finalmente estrellándome también contra mí mismo, contra mi estómago, y las náuseas, y el mareo, y el dolor de guata.
Y recién entonces ver que no. Saber que hay que detenerse, que dosificarse, que darse a manos llenas, pero no botarse a chorros, que no hay que hacer experimentos con el estómago apretado, sino con la cabeza clara.
Es difícil separar aguas, ordenar los afectos, poner en obra lo que uno proyecta y aconseja a otros. A veces el cuerpo ayuda, le pone a uno un muro infranqueable, te hace vomitar y te lanza lejos. Para que vuelvas cuando te puedas hacer cargo de tí mismo. Es difícil sobre todo cuando uno es un párvulo creyéndose adulto, cuando me empeño en no ver. Pero la vida es más compleja de lo que parece.