lunes, diciembre 17, 2007

pobres y no pobreza



A medida que la política y la economía se vuelven cifras yo más pienso en los ojos de los pobres, en esos ojos rojos que siempre tienen y que yo siempre les miro con insistencia, porque mirar sus ojos es ver una huevá distinta a todo lo demás, a todo lo que sale y no-sale en la tele. Los miro, una vez más, porque no puedo no mirarlos. Y veo en ellos no a la pobreza, sino a los pobres.

Y si a uno le dicen que la huevá bajó no-sé-qué-porcentaje o subió-menos-que-no-se-cuanto, no vale nada al lado de esos ojos que se me ocurren rojos por no dormir, rojos de tanto llorar, o peor, rojos de tanto no-llorar. Se aguantan las ganas empuñando una escoba envueltos en traje naranjo, encaramados en la obra con el casco amarillo, con el pelo mojado quedándose dormidos en el calor de la tarde y la micro, vendiéndole completos a los vecinos, saliendo de la casa muy temprano para encaminar a la escuela a niños que ya tienen también los ojos rojos.

De manera que cuando se me ponen los ojos rojos de sueño, de llanto, de fiebre o hasta de rabia, aprovecho de mirarme al espejo y de conocer -y memorizar- la pobreza de mi rostro, mi propia mirada de miseria, y entonces me calmo un poco, porque al fin estoy cerca-cerca de los pobres que amo, soy también pobre.

(María no tiene tiempo de alzar los ojos,
María, de alzar los ojos rojos de sueño,
María, rojos de sueño, de andar sufriendo, (...)
María solo trabaja y su trabajo es ajeno
)

Foto: Isil-Ando (isil-ando.deviantart.com)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras más vemos, nos hacemos ciegos y más pobres somos... quizás quien ve mucho desgasta la mirada.
En fin...

Oscar, oscar... se extrañan los días en que este lugar creaba multitudes. Ya nadie se atreve a dar una palabra. Tú te seguirás atreviendo siempre, y para conducir, eso es mejor.

Saludos.

Florecita Rockera dijo...

La pobreza cuando ha sido vivida, te deja para siempre un recuerdo amargo, pero a su vez te permite recordar quien eres en los momentos díficiles, como cuando no se tenia para comer.
Cada vez que los problemas de la vida me agobian, vuelo con mi mente a mi niñez, para recordar como enfrente la precariedad y lo fuerte que fuí, porque tenia la fe de que Dios nos ayudaria como familia...y sabes un milagro ocurrio, llego la ayuda de un modo casi mágico y especial.

Aprendi que no hay peor pobreza que la del corazón egoísta incapaz de amar,de dar y sin fe.

El creer, el tener esperanza es lo que mueve y da las fuerzas para vivir a los más humildes y de ellos es que cada uno de nosotros debe aprender, te dan lecciones de vida.
No tendran sus manos llenas de riqueza ni de poder, pero si un corazón repleto de amor y coraje.

Nelson Valdés dijo...

Los ojos de la gente, rojos, mostrándonos sus vidas, encerrando sueños en sus coordenadas. Es buena tu música, a ver si te das una vuelta por mi ruido
un abrazo
Nelson