sábado, diciembre 16, 2006

artesanías

F. hace artesanías y las vende en una feria que también es artesanal, cerca de Bilbao con Tomás Moro. Parece que hace joyas, pero eso no me lo dijo. Me acuerdo de S., que hace anillos, aros y colgantes de plata y oro, a un poco más de tres mil kilómetros de mi casa (y también los hacía a principio de año cuando vino por unos meses). F. es estudiante de algo con arte, S. es artesana-artesana y de la ingeniería civil que empezó a estudiar queda apenas un diferencial. También estoy yo, que llevo toda la tarde haciendo artesanía sonora: inventándome técnicas para que la grabación suene como yo quiero que suene, y comunique algo así como una cosquillita o un tirón en la guata, misma cosa que F. y S. hacen con agujas y con plumas de pájaros colorinches.
La tarde está fresca y yo en el patio interrumpo una artesanía para iniciar otra, carezco de un plan y por eso no soy verdaderamento un artista o artisto, sino apenas un artesano que escribe textos y canciones. No exactamente al mismo tiempo, pero casi.

domingo, diciembre 10, 2006

el dictador y la muerte

Como corresponde a las ocasiones importantes, B. fue mi antena a la realidad. Igual como cuando se supo el resultado del cónclave en el Vaticano y en el teléfono me dijo "Ratzinger es Papa", ahora me dijo "¿Estás viendo las noticias?, se murió Pinochet. Hace una hora". La historia se anda torciendo para todos lados como una culebra.

No estoy contento, no tengo ganas de celebrar nada. Me alegro por quienes estaban esperando que Pinochet se muriera, pero en lo personal, más bien siento tristeza por la muerte de este viejo miserable, porque junto con reconocer que tengo pena, tengo que aclarar que siempre he pensado y pensaré que cuando hablamos de Agusto Pinochet, hablamos de un viejo miserable, que no puede ser recordado sino como la cabeza de uno de los tiempos más tristes y oscuros de la historia de Chile. Es posible que esta sea precisamente la causa de mi pena: la muerte como fin, como término. Me da pena que un hombre, aunque sea Pinochet, se acabe, se cierre, se pudra. Me alegro en paz con la muerte cuando pienso en hombres que pasaron por la vida haciendo el bien, pero me da esta pena negra cuando quien se muere es este viejo de mierda.

Esa es la primera capa. En la segunda capa siento una especie de vértigo. Puedo percibir en el aire que la historia se dobló, se torció, y que no es posible imaginar la complejidad de las consecuencias de la muerte de Pinochet. En un tiempo en que los bloques políticos de derecha despreciaron al dictador y se alejaron de él, y en el que uno a uno sus partidarios fueron haciéndole la desconocida a las presiones civiles que lo llevaron a tomar el poder, el viejo se murió en una soledad horrorosa. Rodeado solamente de un exiguo grupo de fanáticos fundamentalistas y de delincuentes emparentados. Con 300 querellas y varios procesos en marcha no solo por responsabilidad criminal en violaciones a los derechos humanos, sino por una corrupción decididamente flaite. Ahora que ha muerto y está todo en la superficie otra vez, el juicio de la historia empieza a ser evidente, mayoritario: ¿cómo se hará cargo la derecha de su responsabilidad en el rol histórico de Pinochet? Me atrevería a decir que cuando las señoras gritan afuera del hospital militar que el general fue traicionado y que es un mártir, no hablamos de los juicios, ni de lo que piensan las izquierdas, sino de la herida que se abrió en la oposición. Si Pinochet es un mártir, lo es a manos de la derecha que lo puso al frente de Chile y después lo dejó solo.

¿Qué van a hacer los Piñeras y demás derechistas que hacían guerra en los medios contra Pinochet, pero que le agradecían todas las noches por haberles cuidado este modelo económico con el que se hicieron millonarios?, es fácil hacer pedazos al huevón cuando ya te hiciste millonario con las ventajas que te dio, ¿no?

Este es el día en que murió Pinochet, se ondula en torno al calor de diciembre toda la historia de Chile y, alucinado por el calor del cemento hirviendo, veo pasar volando ediciones de los libros de historia (la trutruca, Frías-Valenzuela, Villalobos) que se lanzan en picada contra manifestantes de uno y otro lado. Esta tarde extraña y surrealista me uno a la oración que debe estar intentando un confundido Lavín, para que Dios reciba en su misericordia incluso a este viejo chuchesumadre, que aligere el dolor de quienes lo amaron y que nos sacudamos el odio.

Al fin y al cabo, para bien o mal de la justicia, este señor ya se murió y se acabó esta huevá.
Se seguirá investigando y ya no habrá Pinochet para meter a la cárcel, morirá en algún momento la última vieja fundamentalista, morirán Cortés Villa y Pérez de Arce, y no habrá uno solo que valide la matanza y la prepotencia impresentable de la elite y los milicos en los 70s.
Ahora es el momento de reorganizar las posiciones políticas, de que se quiebren la Alianza y la Concertación, y los partidos de agrupen con honestidad en núcleos naturales. Ya no hay Pinochet para estar a favor o en contra, solo está la historia trágica de la dictadura militar y la pena pasajera por la muerte de este viejo miserable, así que ¿qué va a hacer usté ahora?

lanzamiento "relieves de luz"

Diecinueve cantautores chilenos escribieron y grabaron canciones originales relacionadas a la experiencia de la ceguera durante este año. El disco es el primero que incorpora el sistema Braille en su gráfica y se llama "relieves de luz". Espera ser un grito, un destello en la industria discográfica, resultar en una invitación a la inclusión y a la consideración de quienes están a nuestro lado, no solo sin ver, sino aparentemente sin ser vistos. El lanzamiento es este martes 12 de diciembre, a las 20:00, en la Capilla Santa Lucía; una hermosa sala a 3 cuadras del metro San Miguel (línea 2).

Más información en www.nuestrocanto.cl