2. Una especie de tácita ley de sentido común dice que si algo sale en la tele tiene que ser cierto. Con mayor razón si lo que se muestra viene envuelto en el elegante profesionalismo del equipo periodístico de Contacto. Y es innegable si lo que aparece es una mujer joven, tapada por sombras que protegen su identidad, declarando haber sido violada en múltiples ocasiones por un político de familia aristócrata. Por un lado, da oportunidad al público televidente de concentrar todo el dolor y la rabia contra la derecha pinochetista, contra la clase alta, contra los poderosos abusadores y contra la clase política en un solo sujeto. Bien descrito por cierto, manchas en el pubis, manos huesudas, testículos irregulares. Perfecta mierda. Pero aún más interesante que eso es creerle a pie juntillas a esta mujer crecida en la pobreza de las caletas, del hogar de niños, del abuso. Una especie de vergüenza de la opinión pública que busca ser compensada creyendo todo lo que esta víctima de nuestra injusticia, de nuestra incapacidad de sacar a los chilenos más pobres de la miseria, tenga que decir. Creerle es algo así como una obligación moral, una deuda.
3. El comienzo de la avalancha viene cuando un cura anima a Gema a revelar la verdad. Van a la tele, a los diarios. El cura simboliza una iglesia que echábamos de menos, porque está con la miseria, con los pobres, con el dolor. Jolo es el ídolo metido en un cacho descomunal, pero es un santo curita y no cabe duda que la verdad que defienden caerá por su propio peso. Gema se confunde, las fechas no calzan, Novoa se querella, van a la cárcel, salen de la cárcel, vuelven a la cárcel. Hacen mierda al cura, la Gema es una hueona mentirosa, Jovino es un hijoputa. Lo único que cae son ellos, y ni siquiera por su propio peso.
4. Cuando Gema sale en la Tercera diciendo "Todo es mentira. Todo, todo, todo, todo mentira" no sabemos si la huevá es otra movida de los poderosos dueños de la prensa o si esta jovencita nos hizo pedazos con sus mentiras. Ya no sabemos que creer. The Clinic titula: "Gema Malo". Vuelven a la cárcel. Nadie confía en los pobres, ni en los curas, ni en los políticos. Los pobres siguen siendo pobres porque se lo merecen. Los curas siguen contribuyendo más a la confusión que a la iluminación, sobre todo los curas que se meten con los pobres. Los políticos son todos narcos y pedófilos. Bueno ya, y los curas también. Y los pobres.
5. Todos somos Gema, sociedad mentirosa y contramentirosa. Pedrito-y-el-lobo que ya no reconoce la realidad impuesta de la percibida. Manipulados por los poderes económicos y castigadores (la culpa, la cesantía) ya no sabemos quién cresta somos, qué andamos buscando, qué fue real o no. Eso sí, verdad o no, tenemos la sensación de haber sido vejados por los políticos, estupradores que nos dejaron en manos de isapres y AFPs. Segunda lección, los poderosos siempre tiene razón, siempre zafan.
Jovino es un típico despreciable victimizado, esta vez quizá no estaba involucrado y solo tuvo mala suerte, quizá en el fondo es un tipo inteligente, buena persona, pero ojo: es UDI.
Finalmente, el cura se casa. Ha pedido hace exactamente un mes la dispensa papal para dejar el ejercicio sacerdotal. Dice que este caso no tiene nada que ver, que esto es un discernimiento vocacional. Yo le creo, pero también entiendo que esto es para espantar a cualquiera. A este paso, la iglesia nos abandonará en unos pocos años.
Mi país es una telenovela,
sus protagonistas: los pobres, los ricos y los curas.
En ella todo es mentira, todo, todo, todo mentira.
Siempre ha sido así. Pero ¿hasta cuándo?