martes, enero 06, 2009

ojalá que llueva café en el campo



1. Hace tiempo que tengo pendiente escribir otras cosas, pero urgencias son urgencias, y hoy había unos cuantos puntos prioritarios.

2. Novia-Ber está en Ejercicios Espirituales y la echo de menos, así que voy a ponerme a rezar más.
3. En la misma línea, hemos estado hablando con varias personas acerca de la 'saudade', y de sus parientes mayores (la mamá y la abuela): soedade, solidão. Parece que basta aproximarse un poquito al portugués, cantarse un bossa o un fado y nos vamos a la cresta: se nos instala en las costillas una melancolía pura, una soledad sencilla e inexplicable. La antigua y vigente soedade.
4. Pobreza. Ganas de buscarla, de alcanzarla, de hacerla propia. Cansancio de las cosas, del ruido, de las obligaciones que desorientan, que perturban. Necesidad de vacaciones y de que funcione la colocalización entre TrkB y Rab11, necesidad de avanzar y de que funcionen los RNAi. Cansancio y necesidad de mucha música, de una irrupción de poesía, et cetera. Quizás para eso la soledá.
5. Ojalá que llueva café en el campo. Es brígida la miseria, la durísima pobreza, la que no se escoge, la que viene como un sino. Ese sí que es cansancio, habitado, desesperado. Pero también es tremenda la esperanza, es potente, es invencible. El ruego esperanzado: ojalá que llueva café en el campo. Es brígido Juan Luis Guerra, su esperanza, su fidelidad, su sentido comunitario.
6. Llueve salvación, café en el campo, yuca y té. La palabra se encarnó y puso su casa entre nuestras poblas. Hace poquito fue navidad y mañana es la Epifanía, todos pendientes del viejito pascuero, de los regalos, de los niños, de la fiesta familiar. Es cierto, a veces es un poco invisible, pero al fin y al cabo llueve salvación y café en el campo. Un niño pobre y débil es el Dios que libera al hombre y nos asombramos. Es pequeño, es pobre, es de los marginados en un país que siempre ha estado en guerra, pero en Él se sacia nuestra hambre y nuestra sed, llueve café en nuestros campos. Sobre todos los campos del mundo, y aprendemos a poner nuestra esperanza en el mismo lugar que nuestra debilidad, a confiar en nuestra vida precaria, en nuestra historia atravesada por un amor que duda, que sufre, pero que es indestructible y nos salva.
7. Marchamos hacia el Reino haciendo historia, fraterna y subversiva Eucaristía. Puede que el café, que los RNAi, que la colocalización, que rece, que la Ber, que la saudade. Puede que mañana amanezca epifanía y el descanso, la verdad, la vida, el amor sobreabundante amanezcan vivos y grandes. Es tremenda la esperanza.